Lucha contra el fraude alimentario
El fraude alimentario es un tema que preocupa tanto a las empresas como a los consumidores, es por ello que la lucha contra este tipo de fraude ha pasado a ocupar un lugar relevante en normas como IFS y BRC, y se extenderá al resto de las normativas validadas por GFSI.
Determinados factores como la globalización, y el aumento de los canales de distribución han favorecido la aparición del fraude en el sector. Sin embargo, se ha producido una mayor concientización de todas las partes interesadas en las repercusiones que pueden provocar las malas prácticas como la pérdida de credibilidad.
La actualidad se nos presenta enmarcada en un contexto complejo. Por una parte, existen alimentos cada vez más seguros pero, por otra, la percepción que los consumidores tienen de los mismos está influenciada por la desconfianza que socava la credibilidad del sector.
A raíz de la crisis de 2013, donde estuvo involucrada la carne de caballo, en la Unión Europea se
empezaron a desarrollar una serie de medidas centradas en la importancia del intercambio de información, los programas de análisis y los controles oficiales.
Ante el surgimiento de esta concientización de la necesidad de establecer un mayor control que disminuya el fraude alimentario, las normas IFS y BRC recogen en sus documentos requisitos específicos focalizados en proveedores y materias primas para ayudar a reducir la introducción de materias primas fraudulentas en los procesos de las empresas.
En el presente se espera que el cumplimiento de estas normativas, la realización de la evaluación independiente de riesgos de fraude alimentario y la determinación de los puntos críticos de control, junto con una rigurosa trazabilidad que aporte transparencia, confianza y garantice la seguridad, se conviertan en las bases contra el fraude alimentario.
La lucha contra el fraude alimentario cada vez ocupa un mayor peso para la seguridad alimentaria y, como tal, cada vez va a reflejarse en mayor medida en las normas o estándares reconocidos por GFSI, la legislación de la Unión Europea y las necesidades de las distintas partes interesadas.
¿Qué es el fraude alimentario?
El fraude alimentario es una serie de actividades de sustitución, adición, manipulación engañosa de productos alimentarios, realizados de forma deliberada y con el objetivo de conseguir un beneficio económico para el operador que lo lleva a cabo. En otras palabras, es cuando se realiza, de forma intencional, algún tipo de incumplimiento de la legislación alimentaria o se adoptan una serie de medidas que inducen a error al consumidor a la hora de adquirir y/o consumir el producto.
La red de prevención del fraude alimentario, Food Fraude Network, creada por la Unión Europea en 2013, indica que según los datos recogidos el año 2015 los tipos de fraude que se producen en mayor medida son: incumplimiento en el etiquetado (36%), tratamiento o proceso prohibido (13%), empleo de documentos falsificados (9%), la utilización de productos no aptos para el consumo humano (9%), la utilización de sustancias prohibidas (5%) y, la sustitución de ingredientes (5%).