Cultura de la seguridad alimentaria, cuatro pilares sobre los que construirla
La cultura de la seguridad alimentaria es parte del camino hacia la excelencia en toda organización alimentaria. Viene a completar el histórico enfoque científico y técnico de control de riesgos con el factor comportamiento humano, más dificil de identificar, cuantificar e influenciar pero igualmente esencial para una gestión eficaz de la seguridad alimentaria. Cuatro aspectos clave impactan en el desarrollo de una cultura positiva de la seguridad alimentaria.
La cultura de la seguridad alimentaria no es un concepto nuevo, de hecho toda empresa o establecimiento alimentario tiene una cultura de la seguridad alimentaria, o varias según grupos de personas, pero quizás no son las más convenientes para conseguir la inocuidad de sus productos.
Poner conciencia sobre la importancia de las actitudes y comportamientos de las personas y delinear con ello un principio general de higiene de los alimentos si es una novedad, que ha pasado a formar parte tanto de la legislación europea como de los sistemas de certificación en seguridad alimentaria.
Fomentar una cultura efectiva de la seguridad alimentaria en la empresa nos ayudará a conseguir que las respuestas, reacciones, decisiones y comportamientos del personal sea el adecuado a nuestros objetivos en cada momento, tanto en el dia a dia como en las situaciones de crisis. Y es que los comportamientos humanos, tanto o más que las condiciones, tienen un gran impacto en el desempeño de la seguridad alimentaria.
El primer paso hacia la cultura de la seguridad alimentaria que deseamos cultivar en nuestra organización es conocer la que ya tenemos. ¿Tenemos una cultura reactiva en la que la seguridad se basa en el instinto y la calidad en las reacciones? ¿Tenemos una cultura proactiva basada en el orgullo del trabajo bien hecho? ¿Tenemos una o varias culturas en los diversos equipos o departamentos?
En el camino hacia la excelencia, las organizaciones del sector alimentario tienen que tomar decisiones de forma activa sobre cómo operan y se conducen, así como sobre cómo quieren que se conduzca todo su personal. Para lograr resultados más consistentes, hay cuatro pilares clave a considerar: las políticas y valores, el liderazgo y las relaciones, la medición del desempeño, y la motivación y recompensa.
Los valores empresariales
La forma en que opera una empresa está fuertemente influenciada por su conjunto de valores. Si no hay valores claros, o si no están alineados e implementados en todos los departamentos, no es posible conseguir una cultura única
El conjunto de valores de una empresa está influenciado por el nivel de riesgo que está dispuesta a asumir para cumplir sus objetivos generales. Para que la mitigación de riesgos de seguridad alimentaria sea realmente una prioridad, debe ser establecida como tal en todo el negocio y también dentro de los objetivos comerciales generales.
Cuando esto sucede, se convierte en un parámetro operativo para cada proceso y se crea un entorno en el que nunca hay duda de que el riesgo de seguridad alimentaria está definido y nunca se verá comprometido, independientemente del contexto, las circunstancias y el coste.
En empresas impulsadas por los tiempos de entrega o los costes, el riesgo de seguridad alimentaria puede no ser un factor factor determinante en la toma de decisiones o en los indicadores de desempeño de algunos procesos. Sin un conjunto claro de valores comerciales arraigados en todas las áreas funcionales de la empresa, dificilmente puede arraigar una cultura de la seguridad alimentaria, sino subculturas y conflictos internos.
Liderazgo y relaciones
Una vez que se han establecido los valores de la empresa, la forma en que los líderes se comportan establece lo que se considera un comportamiento normal o aceptable en la organización. La cultura de seguridad alimentaria no es una excepción.
Si el liderazgo ignora en sus actividades e interacciones diarias los valores acordados, el resto de empleados no tienen un ejemplo a seguir. Lo cual no es fácil, pues son muchas las presiones a las que están sometidas las organizaciones dentro de la cadena alimentaria, desde problemas con entregas de los proveedores o contaminaciones, hasta cambios en equipos o procesos.
Sin embargo, cualquiera que sea el reto, una organización con una cultura de inocuidad alimentaria bien arraigada reaccionará de manera que se reconozca y mitigue cualquier riesgo de inocuidad alimentaria como prioridad. Y para esto, más allá del ejemplo de los líderes, son importantes las relaciones y la cooperación entre las personas y los equipos dentro de la empresa.
Cuando aparece un desafío o incidente, la solución no suele depender de una sola persona. Si la prioridad mutuamente acordada es la seguridad alimentaria, el camino hacia la resolución es más sencillo y probablemente más corto.
La medición del desempeño
Aunque está ampliamente aceptado que para determinar el cambio se requiere una medición, lo que no está tan claro es que lo que se mide y cómo se informa puede tener un impacto positivo o negativo en la cultura de seguridad alimentaria de la empresa.
Centrarse en fracasos e imponer sanciones genera miedo al fracaso, puede sernos puntualmente útil a corto plazo pero no cambiará una cultura para mejor.
Para arraigar una cultura de la seguridad alimentaria positiva e influir en el futuro, nos será mucho más útil utilizar unos indicadores que puedan medir desempeños positivos y desempeños que hay que mejorar. Por ejemplo, el número de empleados que usan redecillas para el cabello como indicador positivo y el número de veces que se encontró cabello en el producto terminado como indicador de desempeño que hay que mejorar.
Los indicadores de aspectos a mejorar no se pueden ignorar y deben medirse para comprender mejor el coste y las consecuencias de no evaluar el riesgo lo suficientemente a fondo y no responder correctamente. Sin embargo, es mucho más probable que medir, focalizar e informar sobre cosas que ayudan a eliminar áreas de preocupación impulse una cultura operativa positiva.
Motivación y recompensa
En una cultura de la seguridad alimentaria funcional, la organización fomenta que todos los miembros del equipo se identifiquen con los asuntos de seguridad alimentaria dentro de la empresa. Es importante dar seguimiento a este aspecto. Los posibles incidentes deben ser investigados a fondo con miras a comprenderlos y resolverlos, no con la intención de culpar.
Pero el liderazgo debe reforzar y premiar la identificación de los empleados con el valor de la seguridad alimentaria y los comportamientos que fomentan una cultura proactiva y optimista. A su vez, esto impulsa a otros a comportarse y responder de la misma manera, creando un enfoque positivo en la seguridad alimentaria y contribuyendo a normalizar la apertura que requiere una cultura de seguridad alimentaria para prosperar.
fuente: www.bsigroup.com